La verdadera realidad la encontraréis bajo estas lineas

lunes, 13 de septiembre de 2010

La síndone

Miraba fíjamente a través del cristal aquel trozo de tela de color lino con manchas de sangre seca. Tenía los ojos vidriosos y la mirada perdida en algún lugar difícilmente imaginable. De repente se dio cuenta de un pequeño detalle. El circuito de cámaras de seguridad había dejado de funcionar debido a un fallo en el sistema provocado por la tormenta eléctrica que estaba cayendo en el exterior del edificio. No lo dudó ni un instante. Se abalanzó sobre el cristal, lo empujó con sus dos manos y consiguió tirarlo al suelo. Allí estaba ante él. Lo que tanto tiempo llevaba anhelando. Cogió el trozo de tela se lo metió raudo en el bolsillo del abrigo y desapareció en la oscuridad. Por fin lo tenía después de tantos años de espera y deseos. Tenía la síndone que había cubierto en su última regla, antes de morir, el coño de la Bernarda.

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