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viernes, 17 de septiembre de 2010

El ecoterrorista

Desde su ventana veía las luces de la autopista. Sentía el ruido de los coches y hasta casi podía respirar sus humos. Para un ecologista como él esto era demasiado pero imperaba la ley del máximo ahorro. No tenía dinero y no podía seguir sus ideales. Tenía que comer basura prefabricada y precocinada. No podía tener el estilo de vida que había elegido y todo por culpa de los mercados. Todo es culpa de ellos nos dicen pero por más que se preguntaba quienes son los mercados no encontraba respuesta. Pasaron tres duros meses en los que no pudo pagar el alquiler de su minipiso. LLegó la undécima carta y sin abrirla bajo a la calle cruzó la acera y se puso a destrozar a pedradas la cristalera de una famosa cadena de comida basura. El primer ecoterrorista había nacido y llegaba para quedarse.

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