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miércoles, 16 de diciembre de 2009

La negativa

Le dijo que no y no lo entendió. Sentía ganas de matarlo, es más, desde el mismo momento de su respuesta ya estaba planeando como hacerlo. Era un golfo y para algo que le pedía se lo negaba. Lo mataría, descuartizaría y después le daría los trozos a los perros. No merecía menos. Después de los reiterados favores que le había hecho ahora le negaba el pan para sus hijos, mejor dicho, para su hijo. Era un miserable y se merecía morir. Siempre vendiendo motos, vendiendo humo y viviendo del cuento. No había trabajado en su vida y se creía con la autoridad del que si lo hace.

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