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martes, 15 de diciembre de 2009
El parque
Comía pipas en un banco del parque que tenía pegado a casa. Ese parque le gustaba, aunque tuviera que apartar para sentarse las jeringuillas de la noche anterior que los yonkis dejaban tiradas. Era pequeño pero tenía unos árboles altos y con un verde esmeralda que hacían que se sintiese en una época lejana y perdida. En una época donde la tecnología no era más que una ilusión de mentes retorcidas y avanzadas. Era su parque y no iba a permitir que se lo estropearan. Ni los yonkis ni los empleados municipales con su dejadez y pasotismo. Moriría por su parque si hacía falta pero no iba a consentir que su rincón favorito se deteriorara bajo sus ojos, bajo ningún concepto.
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