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lunes, 26 de abril de 2010

El constructor

Le resultaba curioso pero se callaba como si tuviera un bozal puesto en la boca. No entendía por qué la gente ante cosas absurdas y mentiras infames se callaba. Bueno, mejor dicho, primero se callaba y luego protestaba pero sin hacer nada para cambiar las cosas. La última gota que había llenado el vaso eran los datos del paro. No entendía la necedad de la gente. Sabía que tenía que hacer algo para cambiar las cosas pero también sabía que la situación había llegado a un callejón sin salida. Bueno, él tenía una, pero seguro que no era del agrado de los estómagos agradecidos, funcionarios, sindicalistas, políticos y demás chusma. Había que empezar de nuevo. Tirarlo todo y construir el país desde los cimientos, hacía falta un bombardeo e iniciar la historia de nuevo. A él le iba a venir bien, era constructor.

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