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viernes, 11 de diciembre de 2009

El verderón

Era otoño. Hacía frío y llovía fuerte. Las hojas caídas crepitaban bajo las suelas de sus zapatos dejando en el aire un sentimiento ingravido e inquietante. Subía por la cuesta contigua a la pared sur del cementerio y se encontró de bruces con la peor de sus pesadillas. El verderón había conseguido escapar. No sabía como lo había hecho pero lo había logrado. Quizás lo entendería mejor con ayuda de su psiquiatra pero en este momento no lo podía llamar. Estaba paralizada por el miedo. Lo tenía allí delante y solamente podía admirar su belleza.

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